Sentarse enfrente de la televisión es uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en la vida de niños y adolescentes. Los niños en los miran la televisión durante un promedio de tres a cinco horas al día. Para el momento en que se gradúan de la escuela secundaria habrán pasado más tiempo delante de la televisión que en clase.
La televisión puede entretener, informar y acompañar a los niños, también puede influenciarlos de manera indeseable.
El tiempo que se pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, como la lectura, las actividades escolares, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social con otros niños/as. Los niños también pueden aprender cosas en la televisión que son inapropiadas o incorrectas. Muchas veces, los niños no saben diferenciar entre la fantasía de la televisión y la verdadera realidad.
Están bajo la influencia de muchos anuncios comerciales, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas malsanas, comidas de preparación rápida y juguetes.
La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género y el abuso de drogas y alcohol son temas comunes en los programas de televisión.
Los jóvenes fácilmente impresionables, pueden aprender que lo que se ve en televisión es lo normal, es seguro y es aceptable.
Los padres actualmente trabajan mucho y no tienen tiempo para dedicarles a sus hijos, por lo que en algunos casos, el sustituto de los padres es la televisión.
Los padres deberían sentarse con sus hijos frente a la televisión y vigilar lo que ven, comentar los que están viendo con ellos (que sea adecuado a su edad) y hacer que aprendan de lo que están viendo. En definitiva, sacarle partido a la televisión. Pero también deben procurar que sus hijos no pasen tanto tiempo frente al televisor e intentar que hagan otras actividades que ayuden a su desarrollo y a su aprendizaje.
En definitiva, los padres, aunque pasen poco tiempo con sus hijos, ese poco tiempo tienen que hacerlo de calidad.
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